Cuando Janelle se fue a la universidad, su fe en Dios era, en el mejor de los casos, nominal. Se mudó a la Casa Worcester de los Embajadores del Campus y asistió a las reuniones de culto semanales.
Pero no mostró mucho interés en desarrollar su fe ni en relacionarse con otros estudiantes residentes. En cambio, Janelle era reservada y pasaba todo el tiempo con su novio.
De repente, él puso fin a su relación. Sin otros amigos en el campus, Janelle quedó destrozada. Sintiéndose sola y rota, sus amistades en la casa de Worcester pasaron de ser nominales a vitales.
Los embajadores del campus se acercaron a Janelle para consolarla en su dolor e invitarla a participar en todas sus actividades. "La comunidad tiene que estar presente cuando alguien toca fondo en su vida", afirma Kathleen Youngs, embajadora del campus. "Tenemos que estar ahí cuando no saben quiénes son o qué están haciendo".
Estar presente cuando se toca fondo
Janelle y Kathleen empezaron a reunirse semanalmente para hablar de las Escrituras, la vida, las relaciones... y lo que Dios podía estar haciendo en todo ello. Además de compartir consejos y consuelo, Kathleen también mantuvo a Janelle responsable de construir su relación con Cristo.
Poco a poco, la fe de Janelle empezó a florecer. El otoño pasado, renovó su relación con Cristo.
"No tendré otra relación si Cristo no está en el centro de ella. Es así de importante para mí", afirma.
Ahora Janelle llega a otros estudiantes a su alrededor, ayudándoles a luchar con la forma en que las relaciones románticas afectan a su relación con Dios.
Acerca de la Casa Worcester
La casa de Worcester está en el corazón de la misión de Campus Ambassadors de construir comunidades auténticas para que los estudiantes sean transformados por el amor de Cristo. "La gente va a la universidad en busca de sentido", dice Kathleen. "La comunidad de una casa del campus ofrece relaciones duraderas y un lugar seguro donde pueden explorar preguntas sobre Dios sin ser juzgados".
Desde 2006, tres residentes de la casa han venido a Cristo a través del ministerio. Otros residentes son nuevos cristianos que buscan una comunidad para profundizar en su fe.
La casa también genera ingresos para los Embajadores del Campus alquilando habitaciones a los estudiantes. Los que eligen vivir en la casa reciben y apoyan el beneficio de su comunidad. Desde 2009, los ingresos de 90.000 dólares han ayudado a los misioneros de Campus Ambassador, a las actividades del ministerio y a futuros pagos iniciales para comprar más casas en todo el país.
Campus Ambassadors planea comprar la siguiente casa en Rochester, Nueva York, este verano para llegar a aún más estudiantes con el poder transformador de Cristo. Otras dos casas, una en Denver, Colorado, y otra en Salem, Oregón, están en proyecto.